El Monasterio de Alcobaça, en Portugal, es un excelente ejemplo de arquitectura gótica cisterciense, construido entre los siglos XII y XIII. Siguiendo los principios de la orden cisterciense, hace hincapié en la sencillez, la funcionalidad y la luz natural.
El monasterio muestra el estilo gótico primitivo con arcos apuntados, bóvedas de crucería y arbotantes. Sus muros de piedra desnuda ejemplifican la falta de decoración, limitándose la ornamentación a capiteles de columnas y vidrieras. Los grandes ventanales y los techos altos crean un ambiente espacioso y lleno de luz.
El conjunto gira en torno a la iglesia, la mayor de Portugal, de planta cruciforme y altas y esbeltas columnas. Alrededor de la iglesia se encuentran los edificios del monasterio, como la sala Capitular, el dormitorio, el refectorio y el claustro, todos ellos siguiendo el diseño gótico más sencillo.
Aunque añadidos posteriores como el Relicario barroco y las capillas de Desterro aportan estilos contrastados, el núcleo del Monasterio de Alcobaça sigue siendo un cautivador testimonio de la belleza y sencillez de la arquitectura gótica cisterciense.